La lluvia suavemente tocó mi rostro, mancho con ligeras gotas mis lentes y nublo mi vista. Al sentir ese olor tan peculiar, cerre los ojos y respiré. Un momento en que me siento única y tan llena de una energía que llena de pronto mis sentidos. Solo la brisa penetrante del aire que limpia la contaminada vida, pero esta todo bien. Se atreve a tocarme con una delicadeza y una fuerza que entra muy hondo, provocandome vagos recuerdos de mi libertad infantil, de la descontrolada afición por caminar entre calles que parecian rios, ventanas mojadas, resfriados y una tristeza inevitable. De pronto vuelvo a la realidad, dandome cuenta que solo de nuevo todo se encontraba en mi imaginación, dando vueltas como una rueda de la fortuna, probandome y burlandose de mi, como si no fuera suficiente con despertar amargamente a la realidad. Lluvia vuelve, lluvia llevame, lluvia, lluvia...