Inocente

Sola, rockeando entre desvelos y sueños incomprensibles. Imagino que estoy a mitad de un pico muy alto, pudiendo ser también un escenario o un vacio. No pretendo dormir hoy, no he comenzado siquiera las tareas escolares y realmente no me interesa, las haré pero creo que es importante también darle tiempo a lo que te apasione. A mi me gusta escribir y leer, creo que últimamente escribo más de lo que leo y leo más de lo que estudio. Me gusta actuar y bailar, creo que a fin de cuentas estoy mezclando ambas en aquella clase particularmente adictiva de danza contemporánea. Me gusta dibujar y la fotografía, en definitiva no se me da mucho dibujar a pesar de haber tomado una clase sobre este arte pero tengo cierto delirio por la figura humana, sus sombras, su luz, su misterio y las siluetas. Me gusta ver películas, sobre todo el cine de arte y he sido perpetrada en mi soledad y obligada a escribir no sólo sobre cine, sino sobre música. La música es mi droga, la droga favorita de mi cuerpo tan pueril, es inexperto pero me llena y me da hambre de más. Al cabo y escucho más música de lo que escribo entonces regreso a donde estaba pero con sensaciones suculentas porque lo probé todo, porque lo experimente aunque no tuviera la certeza de que fuese disfrutado por otros. Sale un beat por ahí, me quiere dejar apartada de mi realidad. Solo hay un mareo, tal vez de cansancio, pero aquí sigo. Divagando con pensamientos que nadie entiende, con letras que pueden lastimarme, con deseos que llenan pero de igual forma me dejan sedienta por más. Y de pronto, me vino a la mente que sólo conservo con mis manos una fotografía del mapa de tu cuerpo. Sonrio.