Me apetece ir

Todo ha comenzado como una tarea simple, como un deber que al comienzo no quería mirar. Lo he estado postergando; lo he dejado atrás, tal vez de lado como si no me importara, pero si, me interesa. Hay momentos en que todo te llega tan de pronto, en que te das cuenta que lo único que puedes hacer es sentarte, reflexionar. Todo va con tanta velocidad que no puedes percatarte de lo que sucede. Es vertiginoso, se acelera la vida, se mueve todo y todo menos tu. Entonces hoy lo decidí, movimiento o morir. Cuesta, darse cuenta, pero creo que duele más saber que tienes que hacer y tener miedo.

Siempre me considero una joven con sueños, expectativas, organización de una vida. Pero realmente he estado viviendo mi vida con no organización en ella. El caos, era obvio que aparecería. Te vuelves obsesivo, te vuelves triste, te vuelves solo. Creía que había estado sola , todo este tiempo, y no estaba equivocada; pero no estaba sola porque las personas me dejaban sola, he estado sola porque yo me he alejado, porque yo he decidido desde siempre caminar un camino que a nadie le atrae.

No lo entendía entonces, creía que era rara, creía que debía permanecer todo así, en mi propia compañía. Pero, siempre ha habido en mi vida personas, personas que no se quedan por mucho tiempo, pero que llegan a convertirse en mas que eso, personas, ellos logran convertirse en lo más preciado, en mi alegría, en mi esperanza. Se alejan de mi vida, porque cada quien debe continuar su propio camino, creo que por eso, ahora que lo entiendo, las personas que mas he querido, se van, yo alguna vez me fui, después volví y al mismo tiempo deje a aquellos que me aman.

Es vertiginoso darse cuenta de ello, de pronto, que una luz de claridad te de la respuesta, una luz que aparece a plena madrugada. Ahora me queda claro que esas personas que aparecen y se van de mi vida tuvieron un propósito, enseñarme que al igual que ellos, yo no debo desistir y seguir con mi camino, y aunque ellos la tengan o no, yo si conservo la esperanza de algún día reunirnos de nuevo y agradecerles por esa enseñanza que se encontraba frente de mi todo el tiempo y me negaba a ver. Creo que por eso los añoro tanto, y aveces llegaba a maldecirlos, por creer que me abandonaban.

Los que permanecen, intuyo también hoy, que tiene que ver con mi propia incongruencia en mi naturaleza. Son mi fresco recordatorio de que no estoy siguiendo mi camino, pero me enseñan algo muy importante, a aprender a ganarme mi pasaje de ida. Nada permanece en el mismo lugar. Y pensar que todo esto, todo este despertar tan repentino y en mis propias palabras glorioso, se haya debido a un programa de organización que todavía no descifro entender. Pero aún hay más, tres preguntas que suenan estruendosamente en mi mente, dentro de mi, distorsiona mi música: ¿Qué es lo más importante? ¿Qué da sentido a mi vida? ¿Qué deseo hacer en la vida?