Hola qué tal, ¡has ganado un boleto para irte al cine!

Eso fue lo que decía el título del e.mail que recibí hoy en mi correo del iteso. La dinámica fue muy interesante. Consistía en contestar unas preguntas del cruce (nuestro boletín semanal de la universidad) para ganarme el boleto para asistir al cine. La pregunta consistía en describir quién era uno de tus actores favoritos y por qué. Entonces bien ya tengo mi boleto; cine, aguas que ahí te voy. Gracias entonces a que puse manos a la obra, surgió lo siguiente:

Hola Cruce

Cuando pienso en cine, me imagino muchas escenas, momentos en los que el personaje de la cinta me transporta hasta sentir y vivir ese instante. Existen varios actores a quienes admiro por su capacidad y desenvoltura actoral, y en otros casos por la imagen atractiva que muestran al público.

Uno de mis actores favoritos, quién combina ese atractivo visual muy estratégicamente con los roles que interpreta en pantalla sin dejar de ser profesional, es sin duda Johnny Depp. Desde sus inicios hasta hoy en día, Johnny cautiva con su simpatía innata además de que la intriga, admiración y revuelo que causan sus personajes es otro de los puntos a favor en su carrera.

Pudiendo ser desde un chico rebelde, poeta, loco, ideático e ingenioso, Johnny crea un clima de enajenación que lo hace ser único y seductor en sus facetas. Por estás razones y asimismo por la temática de las películas en las que aparece, Johnny Depp es uno de mis actores preferidos.

Anómala

Me quedé sorprendida, tal vez anonada. Ella me contó este relato, acerca de una nena, quién había sido concebida con amor pero quién había nacido con una particularidad: era una niña imperfecta. Era tan imperfecta que la pequeña misma se atrevía a decir que ella pensaba sola; tan imperfecta que se preguntaba el origen de las cosas, de su propia inteligencia, de los asentamientos y espacios en donde ocurrió la historia, las leyendas, los mitos; quién era y por qué existía en ese mundo. Inadaptada, con una belleza que nadie entendía, rara para otros, hermosa imperfecta. Todos sabían que era uno de los seres más agraciados, exquisitos y refinados de la creación, todos menos los humanos. Y de esta manera, ella continuaba este relato, y yo, sintiéndolo como un pasaje perpetuo, seguía escuchando con atención; la manera de rememorar los hechos, las desventuras y los sucesos dolorosos, detalles, lágrimas, sonrisas, seriedad, todo conformando el yo entero de la niña, conjugado sin sabores. Al final ella me descubrió; ella me hizó ver que la niña era sabia además de imperfecta, que nadie la querría tanto como ella lo hacía, que jamás podría ser tan amada por el hecho de ser imperfecta; cosa que mi narradora pudiera explicar mejor que yo, sobre sus emociones al contarme. Ella reiteró volteando hacía mi y dijo: -Aunque pase el tiempo, yo no la olvido ni dejo de pensar; siempre me acompaña su recuerdo y su carita y me llena de felicidad. La amo tanto, que para mi ella es la hija más imperfecta que yo fabrique con todo mi amor. Que no quiera ser normal ni perfecta, yo la sigo amando igual. Para mi, mi hija sigue siendo mi amor y felicidad, como sea, contribuí para que hoy sea la mujer más imperfecta que es y no me arrepiento.- Nos despedimos y sin poder yo contener las lágrimas y ella orgullosa, contenta, tranquila, por que tiene una hija así… una hija como yo.

Cretino

Pintame del color que pretendas, no me interesa cual pincel utilices o la marca de las acuarelas, o si es con crayolas; pintame, tan solo da o quita color, pudiendo ser negro o rosa, gris o azul. No me importa, aún así no me mueve, no sucede nada. El lienzo que tengas en tu mente sobre mi es tu discernimiento, es tu postulado de cómo soy, cómo luzco, qué rol pretendo ser. Tan vació tu paradigma y tu vaga interacción con el mundo fuera de ti, que te plantea creerte pintor, como si alguien te lo hubiera consentido, así como así, tomar un todo o una integración para pretender ser. Asumir que diseñas trazos con tu pintura, para cubrir las imperfecciones que ves en mi, va, no me hagas reír. Querido pintor, píntame, pero píntame bien, con tus matices sobre mí y tu esencia sobre mí, porque al final de cuentas, yo no soy ni seré tu lienzo, sino un reflejo de tu deseo estúpido e insasiable de poseer y controlar lo que nunca gozarás demi, lo que jamás obtendrás de otros: manipular nuestras vidas a tu antojo.

Création

Y te describo a ti… y me doy cuenta que no te conozco, que los árboles que ves, no son más que el error que cometió la naturaleza ante tus ojos, que el color del cielo no es más que un pedazo de espacio viviendo en otro segmento, que nadie invento y que ya estaba allí y que a nadie le importa si existe o no. Yo te diré la verdad… ¡tu no existes! Solo eres una creación de mi mente, una percepción que yo invente para escapar, escapar por medio de ti.

Redondo vicio

Si es fácil por qué y si es complicada por qué. Detener las ganas de que se me antoje y ocultar que me arrepiento. Darle procedencia de que exista mi venganza trasnochada, y solo probablemente que me de pánico y mi corazón desee, suicidarse, entonces ahí, justamente en ese impulso, dudaría y me detendría, porque si no llegase a cuestionarme, a la mañana siguiente despertaría mi alma sin un corazón palpitante, sin un corazón caliente, disforme.

Un sentimiento pisoteado por la mugre del lenguaje de la realidad, con una sombra que se divierte de vez en cuando, huyendo de su deber, de su tenebroso labor de darle una forma no tan agraciada a mi silueta corporal. Si, eso es lo que me entristece y me tumba al grado de burlarme de mí, sentarme y escribir. Entonces recordé que si nunca hubiera sufrido, ni llorado, jamás hubiera tenido el dócil escape y agrió encierro de las palabras, unificadas como un mensaje de revolcados pensamientos.

Así bien, prefiero sentir la intensidad y la fluidez del dolor a ignorarlo e interpretar cada sensación e ideología y vivir en una feliz estabilidad de armonía; entonces asentí y dejo mejor que las letras hagan lo suyo.